martes, 19 de marzo de 2024

Café torrado

 

Cascada borboteante

el café

que cae

en la taza

 

Susurros de espuma negra

de dulzura artificial

auguran  prontos despabilos

 

Beso el borde

Me quemo los labios

El líquido insistente

se escurre por la garganta

me abriga el estómago

 

Saboreo cada gota

Huelo la tersura que me revive

 

La vida se acomoda

en medio del caos

 

La mañana comienza

sábado, 16 de marzo de 2024

Otra vez sopa

 

Siento que me hundo

en las profundidades

de un plato repetido

Otra vez sopa

 

Cómo modificar mi mirar para otro lado

No dejar pasar

lo que me lastima

 

Cómo cambiar el rumbo

y no volver

a desviarme

de mí

jueves, 14 de marzo de 2024

Acá estamos

 

Conocemos

la medida

de nuestra intensidad

Nos acompañamos en los miedos

y en las alegrías

La vida nos rompió

muchas veces

Nos encontramos

de a poco

en cada beso

En cada mirada tuya

que me da paz

En tu voz

que me sacude el pecho

y me hace soñar

futuros posibles

 

Acá estamos

contra viento y marea

haciéndonos bien

miércoles, 13 de marzo de 2024

El tiempo es hoy

 

No quiero seguir esperando

el abrazo que nunca tuve

Ni que me den el espacio

para ser

 

Quiero trascender

 las separaciones

las pérdidas

 los duelos

 

Mi objetivo más urgente

es no perderme en la intensidad

ni los deseos ajenos

 

El tiempo es hoy

de empezar a descubrir

mi corazón

domingo, 10 de marzo de 2024

Ravioles

 Finalmente, el mensaje que tanto había estado esperando, llegó al Whatsapp.

 Luego de una hermosa presentación donde me contaba que había leído mis textos

 y que eso lo había animado a escribirme porque le habían gustado mucho, 

agrega:

-espero que nuestra amiga en común te haya avisado que te iba a escribir, si no me corto las venas con los ravioles que estoy cocinando.

Mi corazón se aceleró. Ahí estaba, tenía que responder:

-Me gustan los ravioles, así que vamos bien, ponele.

-Te puedo hacer un día, si querés.

Bien ahí, campeón. Aproveche la oportunidad de ser sincera desde el primer momento:

-Dale. Yo no te puedo hacer nada. Soy malísima cocinando, te aviso.

-A mí no me quedó otra. Los chicos se quejan a veces, de que no hay variedad.

-Deciles que esto no es un restaurant. Bien de padre la frase, jajaj.

-jajaj. Aparte de ravioles, ¿qué otra comida te gusta?

-Pocas cosas no me gustan. Lo que sí no me gusta es el mondongo.

-A mí me encanta.

-Listo, no hablamos más, jajaja!

 -A mí lo que no me gusta es el pescado. Bah, algo de pescado como, lo que no puedo para nada son los frutos del mar.

-A mí me encantan jajaj! ¿Las rabas tampoco?

-No, no sé por qué pero no me gustan.

-¿Quizás te atacó un cornalito?

Ahí un audio con una risa y una voz que me aceleraron el pulso mucho más. Algo en ese chat me decía que esta relación me iba a sorprender como me había sorprendido ese mensaje inicial que yo ya no sabía si esperar o no. Hablamos de escritura, le pedí leer sus cuentos y me pasó la página. Intercambiamos comentarios sobre lo que había escrito el otro. Los autores que nos gustaban, nuestro amor por la lectura y la escritura. Chateamos todo ese domingo. Quedamos encontrarnos el jueves siguiente, que al final fue el martes. Queríamos conocernos.

Los ravioles quedaron como anécdota iniciatoria, siempre listos para el chiste: “no sé, yo todavía sigo esperando mis ravioles”. Hoy cerramos ese ciclo. Cuatro quesos y salsa rosa. Estaban espectaculares

Vertiente

Corre el agua
por el desagote
como la melancolía por las venas
Recuerdos
de tiempos pasados
me brotan
por los poros
Se acurrucan
en los recovecos
de mi memoria
sonidos límpidos
cristalinos
de arroyo sereno
El agua limpia
purifica
Solo
hay que dejarla
correr

sábado, 2 de marzo de 2024

Contraluz

 

Claveles azules

La primera visita al mar

Los ojos enormes

El jardín frondoso

de arena y de sal

 

Geranios alegres

de maceta de terracota

que no sobreviven a la falta de riego

 

Narcisos prepotentes

demandantes

no hay agua que alcance

nunca

 

Rosas rojas

Coquetas y vanidosas

Con ganas de tener el mundo a sus pies

 

Cactus ariscos

solitarios

Se ahogan

en un vaso

de agua

 

Y no hablemos de quienes aman la luz

Y quienes la oscuridad