Estoy enamorada.
Del amor.
Odio el odio.
Me da tedio el hartazgo y me
quejo de los que se quejan.
No los aguanto.
Me hago amiga de la amistad y la
festejo en una gran fiesta por Zoom, a la que no invito a nadie, porque quiero
desconectarme de toda conexión.
Me aíslo en mi soledad y doy
manotazos de ahogado en esta marea pandémica que quiere hundirme bien hondo,
pero braceo y pataleo como una condenada a la vida.
Salgo a la superficie escupiendo
agua salada a la que no le siento el gusto.
Me paranoiqueo en la paranoia.Me doy cuenta de que acaba de pasar otra semana, de que los que estamos, estamos vivos; y que la vida sigue, a pesar de los muertos.
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