sábado, 10 de julio de 2021

Amores en la red

 

Se enamoró. Contra todo pronóstico. Contra toda predicción. Contra ella misma, incluso. No tenía ganas de volver a sufrir. Estaba contenta con la tranquilidad que había logrado en su vida, esa estabilidad rayana en el aburrimiento.

Lo esperaba, eso sí. Vaya que lo esperaba. Como perro a su porción de alimento balanceado. No movía la cola, pero su respiración se aceleraba cuando él escribía o comentaba algo. En cualquier lado y a cualquier persona. Es que sus comentarios siempre eran acertadísimos, y ella estaba segura de que todos iban veladamente dedicados. A ella, por supuesto.

¿Cómo estás tan segura que lo que escribe es para vos? Le pregunté alguna vez.

Esas cosas se saben, fue su respuesta.

Y yo, que nunca sé de esas cosas, ni sé cómo se saben, decidí no preguntarle más. Un poco por respeto, y otro poco porque me agobiaba que de lo único que me hablara fuera de él. El chat se me estaba poniendo aburrido. Empecé a chatear con otras personas que por suerte me hablaban de temas más interesantes.

Tampoco sé cómo termina la historia, porque ella se borró de todas las redes sociales de un día para el otro.

Casualmente, él también.

Así que les perdí el rastro.

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