viernes, 9 de julio de 2021

Lamiendo heridas

Tengo que aprender a darle más bolilla a mis corazonadas.

Cuando algo adentro mío grita que no estoy cómoda.

Cuando el cuerpo no soporta más la tensión, la cabeza duele y la fiebre sube.

Exploté.

Me fui de todos lados.

Incluso de lugares que ahora extraño.

Lugares donde me dijeron que era una pena que me sintiera así, pero que también estaba bueno saber

 hasta donde uno podía o quería, y saber cuándo parar.

Que si quería volver, sabía dónde encontrarlos.

Esa es la gente que me hace bien, la que me da mi espacio, no me presiona ni cuestiona mis decisiones.

Ahí es.

Aunque todavía no esté lista para interactuar con nadie.

 Necesito esta coraza, que a veces se me hace cárcel.

Porque abrí las puertas del lugar equivocado y no dimensioné el daño.

Perdí toda proporción, entré en la locura ajena.

Cosa peligrosa si las hay.

Sentí que me era imperioso huir.

Y huí.

De a poco regresaré a los lugares donde no siento tensión en el aire; sé dónde encontrarlos.

La vida es una sola; y muy  valiosa en estos días de tanta muerte alrededor.

Ya casi que estoy lista.

En cuanto sanen un poco algunas heridas, abriré mis puertas a lo que sí.

Mientras tanto, descanso.

Y bailo.


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