domingo, 13 de febrero de 2022

Estrella, Siempre Libre hasta la Plenitud

 

La vio acercarse, desnuda y tambaleante.

—¿Y tu pañal, Estrella? — le preguntó.

—Caca, pañal­— respondió Estrella, señalando hacia el  baño.

Fueron y ahí estaba la pelela rosa con el sorete prolijo y brillante adentro. Al lado de la pelela, en el piso, estaba el pañal que Estrella, su madre no entendía cómo, había logrado sacarse sola. La carita regordeta de la beba sonreía orgullosa de su hazaña. Dejó los pañales sin esfuerzo antes de cumplir los dos años.

A los diez años, le dijo:

—¿Viste lo que me habías contado de cómo nacen los bebés y la sangre todos los meses?

Vio, y le enseñó cómo tenía que hacer. Agradeció haber hablado con su hija sin tapujos, no como le había pasado a ella, que pensó que se iba a morir la primera vez que se indispuso. Todo ocurrió sin sobresaltos para Estrella. Lo único es que le dio un poco de ternura que le pasara siendo tan chica. Igual, Nosotras, Siempre Libres, pensó.

A los dieciséis años, Estrella tuvo su primer hijo.  Cada dos años tuvo un hijo. Fue abuela a los 40 y madre hasta los 60, cuando finalmente dejó de menstruar. A los 80 enviudó.

Murió a los 100 en Plenitud, rodeada del amor de sus 22 hijos, 48 nietos, 80 biznietos y 150 tataranietos y choznos.

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