Cuando era chica, pensaba que mi abuela era muy alegre. La escuchaba cantar seguido. Después me di cuenta de que mi mamá también cantaba. La misma melodía. Todavía lo hace.
Me preparé el mate y prendí la computadora.
Escuché esa melodía ancestral que me salió como un suspiro, o en lugar de un suspiro.
Yo también canto.
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