sábado, 22 de agosto de 2020

Acá estoy

 

Acá estoy, esperando que llegue la policía. Jamás pensé que las cosas se iban a desmadrar así. Tendría que haberme ido hace tiempo, pero no pude hacerlo. Un poco por amor, supongo. Otro poco por costumbre. Y bastante por miedo, debo admitir.

No fue buena idea quedarme. Criticar siempre su trabajo, su manera de hacer las cosas, tampoco. Creo que fue juntando bronca. No le gustaba cuando le decía que no haga ese ruido insoportable al masticar la comida. O que no roncara a la noche, que no me dejaba dormir.  Su conducta en general me exasperaba. Y no me sale disimular cuando algo me molesta, siempre fui así. A veces creo que es importante reconocer las propias limitaciones. Y saber retirarse a tiempo. Yo no lo supe. Si con lo que pasó no lo aprendí, no lo aprendo más.

Espero que la vida me dé una segunda oportunidad. Que la policía llegue a tiempo. Y que esta herida que tengo en el medio del estómago no venga con mi número de nicho incluido. Jamás sospeché que  sabía en dónde escondía el arma. Tampoco le conocía esa destreza para disparar. No dudó ni un segundo.  La bala fue certera. No se le corrió el labial ni un centímetro.

La policía está tardando mucho, me parece. Por favor que lleguen de una vez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario