viernes, 11 de septiembre de 2020

Definitivamente no

            Alguien comenta, con un vaso en la mano, que qué lindo sería volver el tiempo atrás, volver a ser niño y no tener responsabilidades.

Ves el  micro, el parque enorme. Tu hermano chiquito en pelotas saliendo del vestuario. De repente jugás en el parque, no llegás a ver dónde termina y eso te hace llorar. A tu hermano no lo ves más, pero no te llama la atención tampoco. Después comés y todos cantan oé oé salchicha con puré, porque se ve que es eso lo que sirvieron. Hasta te das cuenta de que estás cantando vos también, con todos los demás. Extrañás a tu mamá. No ver a tu hermano no te preocupa. De hecho, te olvidaste de que él también está ahí.

Vas a una especie de calesita. Estás sola. Se acerca un chico más grande. Empieza a girar la calesita, cada vez más rápido. Gritás que pare. No para.

De repente estás en el micro de regreso a casa. Todos cantan chofer apure ese motor, que en esta cafetera nos morimos de calor. Vos también cantás. Mirás por la ventana cómo pasan los edificios. El micro se detiene en el jardín de infantes de tu hermano. Tu mamá te abraza y vos te aferrás a ella. Fuerte. No tenés registro de tu hermano, pero tu mamá no parece preocupada.  

Hoy, a la distancia, te puedo decir que está todo bien, que tu hermano volvió con ustedes y que ese fue tu primer día de la colonia. Que mientras vos llorabas, tus padres creían que hacían algo bueno por vos, para que te divirtieras y jugaras con amigos. Vos preferías quedarte en tu casa, pero nunca pudiste decirlo. Y así pasaste el verano.

Te das cuenta de que todos te están mirando, quieren saber tu opinión. Te vas a buscar un trago.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario