sábado, 4 de abril de 2020

La tana se despertó de mal humor


La Tana se despierta de mal humor. Como todos los días de esta cuarentena. El insomnio le impide dormirse en su horario habitual. Ella, que siempre fue tan esquemática con su rutina diaria. Ahora las horas pasan todas iguales, sin ningún registro, nada que diferencie a una de otra. El cansancio acumulado se le hace carne en el cuerpo y no le permite hacer hasta lo más simple. De vestirse o arreglarse un poco, ni hablar. Con qué necesidad. Y así se va achatando el tiempo y los días pasan, aunque ella ya haya perdido toda noción. Pero las cosas cotidianas hay que hacerlas, aunque sea en cámara lenta, aunque sea sintiendo esa piedra en el alma, que ralentiza todos los movimientos, y hasta lavar los platos se vuelva un desafío imposible de llevar a cabo. Los días pasan, la ropa para lavar se acumula, y no sabe en qué se le va el tiempo; las cosas de su trabajo, que tiene que hacer home office, siguen pendientes. Por eso no se duerme a la noche, piensa en todo lo que debería haber hecho y no hizo. Pero cómo no responder a los mensajes de su madre, angustiada por el virus, con justa razón. O los grupos de whatsapp, cada uno con su necesidad de seguir con una normalidad que ya no existe. Y juntarse a cualquier hora, porque así nos conectamos. Tanto simulacro de conexión, cuando en realidad estamos todos aislados, le deja la cabeza a mil por hora. Después, a la noche, en su cama, no logra desconectar. Y cuando por fin se duerme, luego de dar mil vueltas, la luz del día, que se cuela por entre la persiana, le da justo en los ojos y la despierta. Putea. Mira el reloj, son las diez de la mañana. Putea de nuevo. Y llora. Se quedó dormida según su mínimo intento de organización, según lo que se planificó para ella misma el día anterior. Tiene muchas cosas que hacer, como todos los días de esta cuarentena. Recién se despierta y no se puede levantar. Otra vez ese pozo negro que la lleva bien profundo y le oprime el pecho. Trata de salir, de levantarse, y no puede, la sensación de agobio es más fuerte. Y llora. Llora hasta que ya no tiene más lágrimas. Hasta que las lágrimas se llevan toda la angustia acumulada. Decide que el mundo puede seguir sin ella y se vuelve a dormir. Y por fin descansa, hasta la próxima crisis. La cuarentena es larga.

5 comentarios:

  1. Yo me sentía así tal cual sin propósito,desganada y eso que siempre decía que era la mujer más fuerte del mundo,pero esa maldita un día me gano, ya estoy mejor y con gente mejor

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    1. Me alegro mucho de que estés mejor. Y estar en buena compañía ayuda, definitivamente. Muchas gracias por leer y comentar.

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  2. Pase por todos esos estados vale y también estuve bien el ánimo es tan cambiante como el virus aprenderemos vale aprenderemos

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  3. Tremendos estados, como no sentirse identificada

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