Hoy mi marido hizo boeuf
bourguignon. Una delicia. Ese gustito en la boca, esa sensación
de placer a
cada bocado. Me acordé de la frase de que al hombre se lo conquista por el
estómago, y el chiste de que en realidad es un poco más abajo el tema. No tengo
idea de
cómo es, prefiero dejar que todo sea un misterio, sin tantas
explicaciones.
No sé cocinar. Tenía un
paladar muy básico para la comida, al que tantos años de estar
con alguien con
paladar un poco más sofisticado fueron malcriando.
Alguna vez me
dijeron que tenía que aprender a cocinar si quería casarme (?). Mi
respuesta fue
que me iba a enamorar de alguien que supiera cocinar. Y acá estamos,
disfrutando un boeuf bourguignon para cuatro.
No me gusta hablar de
conquistas si de amor se trata, como si las personas fueran
territorios
conquistables. Pero tengo que admitir semejante muestra de amor hacia
nosotros,
que no es la única, además, me hace sentir muy bien. También es cierto que hay
reciprocidad en ese amor, de muchas formas, aunque no sea a través de la
cocina.
Una gran conquista, en
todo sentido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario