martes, 30 de junio de 2020

A su barco le llamó libertad

Se despertó sin ganas de hablarle.

Tantos años de soportar palabras hirientes, celos infundados, y controles casi policíacos, habían logrado esa anestesia sentimental, esa indiferencia, ese no querer decirle ya más nada.

La epifanía  cayó como un rayo, fulminante.

Agarró algunas de sus cosas, pocas,  y se marchó.  

Un auto con los parlantes a todo volumen pasó por al lado: "y a su barco le llamó libertad"

José Luis Perales le daba su bendición.

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