Estoy en un mundial. Sí, un
mundial de escritura. Me llegó tan azarosamente como todo lo que me viene
pasando en esta cuarentena. Me invitó una persona que no conozco a formar parte
de su equipo. Así que además de estar en un equipo que participa en el mundial,
tengo otro grupo de whatsapp en mi haber. Oh, sí.
Hoy recibimos la primera
consigna. El grupo estalló en mensajes. Muy divertidos. Tenemos que escribir
3.000 caracteres con espacios (o más)
todos los días. Uno de los integrantes del grupo dijo que había llegado a 2.600
caracteres y colgaba ahí. Una le dice que no le falta casi nada para los 3.000.
Y empezó el delirio:
- Empezá a meter onomatopeyas, muchos eeehhh,
aaahhh.
- Poné cosas entre paréntesis.
- Ah, veo que les interesa ganar.
- Obvio.
- Y entonces Carlos le pegó al teclado con la
cabeza y el resultado fue: kakjfijahgojhdkhiehgkauoeojfluohaogjldoe….
- Poné una receta de berenjenas en escabeche al
final.
- Eso al final y una cita de Nietzsche al
principio.
Tenía miedo de no llegar, pero llegué. Nunca había escrito tanto así, seguido.
La consigna me gustó mucho, me llevó a
escribir 4.325 caracteres. Había escrito más, pero lo acorté al corregirlo. Por
tema de ritmo, sobre todo. Me gustó mucho lo que escribí. Le tenía miedo al
largo, a que sea aburrido, pero logré que funcionara.
Tengo dos padrinos hermosos que me bancan y me leen. Tengo hinchada, ¿entienden lo que es eso? Tengo
catorce días más de campeonato. Catorce días más de escribir como nunca pensé
que iba a hacer.
¡Qué me importa el resultado!
Yo ya gané.
Valeria Stolbizer (¡ah, no! ¡pará!)
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